Me da mucha pena vivir en la sociedad binaria. De unos y ceros.
La situación que hemos vivido con Pedro Sánchez es, desgraciadamente, muy común en el día a día. La sociedad de vencedores y vencidos, de los que tienen razón y los equivocados, de buenos y malos, de los que solicitan perdón y los que no perdonan…
Una persona, a la que admiro mucho, me comentó un día del gran error de resignarnos a la libertad negativa: “mi libertad termina donde empieza la de los demás”. Un concepto de libertad limitado, de suma cero. Y con zonas de conflicto en los límites de la libertad, con lo que puede ser hasta de “suma negativa”.
Por contra, mes mostró que la verdadera libertad, la positiva, implica que “mi libertad empieza donde empieza la de los demás”. En el momento en el que tengo a mi lado más personas vencedoras (sin vencer), con razón (sin quitársela a otros), buenos (sin necesidad de maldad de otros) y que perdonen (sin humillar)… me enriquezco y mi libertad aumenta.
Lo mismo sucede ahora mismo. Si uno tiene que ganar para que pierda otro… tendremos que esperar a que eso ocurra. Y todos perdemos. Mientras tanto, todo se para… Nada avanza… No se puede evolucionar ni realizar cambios. La victoria de los grandes argumentos y egos de cada uno sí que suma cero para la sociedad. En cambio, las victorias parciales de todos sumarían mucho más. Una pena. Cuando realmente todos pueden ganar, de acuerdo con el protagonismo que les hemos dado a cada uno de ellos en las urnas.
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